VACÍO FUI AL DESIERTO MAS REGRESE LLENO
- Jorge y Adriana
- Apr 6, 2016
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VACÍO FUI AL DESIERTO MAS HE REGRESADO LLENO Ese periodo en donde sentimos que nuestras oraciones son secas, en donde entonar una alabanza pareciera solo una simple repetición de palabras. Hay periodos en la vida de todo creyente que pasa por “desiertos espirituales”, y es que llamo desierto espiritual a esos periodos de sequedad, en donde por alguna razón dejamos de ser sensibles a lo espiritual, en donde no dan ganas de orar, en donde lo espiritual nos llega a parecer hasta aburrido y en donde por alguna razón no sentimos la presencia de Dios sobre nuestras vidas como en otros momentos la hemos sentido. Un “desierto espiritual” es ese periodo en donde sentimos que nuestras oraciones son secas, en donde entonar una alabanza pareciera solo una simple repetición de palabras, en donde estamos más concentrados en lo secular más que en lo espiritual, en donde hasta hemos perdido el objetivo que en algún momento nos trazamos. Es duro estar en ese periodo de desierto espiritual, nadie piensa en llegar allí en realidad, pero todos en algún momento llegamos a ese punto, no porque lo queramos, sino que muchas veces es consecuencia de nuestro bajo nivel de comunión con Dios o es producto de permitir que los problemas que nos rodean le ganen la partida a nuestra fe. Un desierto espiritual es uno de esos periodos que nadie quiere vivir, es uno de esos momentos que nadie nos dijo que pasaríamos, es un tiempo en donde deseamos satisfacernos de Dios, en donde tenemos una sed enorme de Él pero por alguna razón no podemos saciarnos. Esos desiertos son los que destruyen la vida espiritual de las personas si no lo logran superar, son esos desiertos los que hacen de un siervo, un esclavo de la rutina y poco a poco lo aleja de Dios. Quizá hoy te encuentres en un desierto espiritual, en donde tu corazón se ha endurecido, en donde ya no eres tan sensible como antes lo fuiste o donde ya no ves las cosas de la misma manera que antes las veías. Este es el día en el que tienes que comenzar a salir de ese desierto, es hoy el momento en donde tienes que proponerte en tu corazón salir adelante, no es posible que ese desierto te derrote, no es posible que todo lo que avanzaste quede desperdiciado en ese desierto. Hoy tienes que salir de ese desierto espiritual de una vez por todas, tienes que comenzar a orar con sinceridad, tienes que alimentarte de la Palabra de Dios con un corazón humilde, no hay fórmula mágica para salir de allí, solo la humildad y sencillez de corazón puede hacer que vuelvas a ser el mismo creyente que un día fuiste. Reflexiona muy bien que fue lo que poco a poco te fue llevando a ese desierto y al detectarlo comienza por cambiar cada cosa que en su momento hiciste mal. Si dejaste orar, es hora de comenzar paulatinamente a hacerlo nuevamente, es necesario que forjes un hábito de oración, si dejaste de leer la Biblia es hora de comenzar nuevamente a leerla diariamente, si dejaste de congregarte es hora de poner tus ojos en Dios y no en el hombre y comenzar a congregarte, si dejaste de hacer lo bueno porque te cansaste de ser bueno, es hora de que con humildad comiences nuevamente a hacer lo bueno, no para agradar al ojo humano, sino para agradar a Dios. En medio de cualquier desierto espiritual puedes encontrar a Dios si lo buscas de todo corazón: “Cuando ustedes me busquen, me encontrarán, siempre y cuando me busquen de todo corazón.” Jeremías 29:13 El salmista David experimento esos desiertos espirituales y escribió: “Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua.” Salmos 63:1 Dios quiere encontrarse contigo, la pregunta es: ¿Quieres tu encontrarte con Dios?, si realmente tienes sed de Dios tienes que comenzarlo a buscar sin poner ninguna excusa, pero sobre todo, que a la hora de buscarlo siempre tengas un corazón contrito y humillado (Salmos 51:17). Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. Oseas 2:14 En algún momento de nuestra vida hemos experimentado esos momentos en donde por alguna razón nos sentimos abandonados, en donde después de mucho tiempo nos encontramos en un desierto silencioso y hasta cierto punto desesperante. Y es que el silencio que muchas veces Dios permite en nuestras vidas es por alguna razón en específica. Muchos de nosotros quisiéramos escuchar que es lo que Dios tiene que decirnos en esos momentos, pero hablamos tanto que se nos es difícil escucharlo. Nos quejamos de nuestro estado, le reclamamos porque siendo nosotros sus servidores o sus hijos, estamos pasando por momentos como esos y todo ello nos lleva a que difícilmente escuchemos lo que Dios tiene que decirnos. Dios quiere hablarte, El anhela que lo escuches, pero en muchas ocasiones estas más ocupado quejándote o afanado por las situaciones que a diario te toca vivir que te olvidas de callar delante de Dios. Los desiertos son silenciosos, son esas clases de episodios que quisiéramos olvidar, de esos momentos que no quisiéramos que existieran, porque simplemente nos desesperamos al no ver ni oír nada, y por más que caminamos, seguimos sin percibir vida alguna, ni sonido alguno. En el libro de Oseas, hay una parte que me gusta mucho porque Dios dice: “Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón”. Oseas 2:14 Sin duda Dios permite que lleguemos a los desiertos de la vida, porque quiere hablar a nuestro corazón y es que a veces no hay forma que lo escuchemos si no es por medio de esos desiertos. Dios sabe lo que hace, él tiene el control de todo y si en este momento estas pasando por uno de esos desiertos silenciosos es porque Dios quería llevarte allí para hablar a tu corazón. ¿Por qué no callas por un momento y escuchas lo que Dios tiene que decirte?, deja de quejarte, deja de hablar cosas que luego te arrepentirás de haber dicho, simplemente calla, porque Dios quiere hablar a tu corazón. Hoy te invito a que durante este día dispongas un tiempo a solas con Dios, que vayas a ese lugar en donde nadie te moleste o en donde no hallan distracciones y delante de la presencia del Señor puedas callar por un momento, para escuchar y entender lo que Dios quiere hablar a tu corazón. Estoy seguro que Dios tiene mucho que decirte, simplemente calla, porque estoy seguro que Él algo tiene para ti en este día. Yo personalmente acabo de pasar por un desierto tanto espiritual como físico y terrenal pero en este desierto le he ofrecido todos mis sufrimientos al Señor por qué cuando tuve hambre yo sabía que en cualquier parte del mundo había algún niño muriendo de hambre en esos momentos, cuando tuve frío, sé que había alguien que no tenía con que cubrir su cuerpo y tiritaba de frío, no tuve techo y sabía que hay muchos que nacen sin techo y viven en las calles, fui privado de mi libertad y empecé a orar por todo aquel que estaba allí sin ninguna esperanza de salir, oré por qué el señor perdone sus pescados, entré en sus corazones y los limpie y les de la resistencia y resignación que necesitan y los llene de paz, me sentí solo pero miré al cielo y sentí la presencia del Señor conmigo fui tentado por el enemigo en mis grandes debilidades y fue allí cuando me di cuenta de que el señor siempre estuvo conmigo y que como a Pablo en mis debilidades él se hizo grande, cuando fui débil él demostró su poder en mí, solo me basta su amor cuando débil soy su gracia me da, y como dice Martín Valverde; cuando débil soy, fuerte soy. Hermanos que el Señor los llene de su gracia de su amor y misericordia en todo momento solo Entreguémosle nuestro corazón y recordemos que cualquier sufrimiento es pequeño comparado a lo que él sufrió en la cruz por amor a nosotros. Que el señor los bendiga y los guarde, ilumine su rostro sobre ustedes y les de La Paz.